Esta obra dirigida e interpretada por la coreógrafa Ekaterina Ignatova, es una apuesta creativa por la vida, sus historias danzadas reflejan una tensión entre los límites y la libertad, en este fluir, se tejen esencias, se fortalecen rostros, se visualizan subjetividades y personajes que sueñan, trascienden, existen. Un laberinto se convierte en una espiral de sentido, la memoria se inmortaliza.
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mayo
21
2019